El 8 de marzo es la fecha acordada desde 1911 por ser el día de la mujer trabajadora.
Los orígenes del Día Internacional de la Mujer se remontan a mucho tiempo antes, en 1857, un grupo de obreras textiles que formaban parte del sindicato de costureras de la compañía Lower East Side decidieron salir a las calles de Nueva York a protestar por las míseras condiciones de trabajo en las que se encontraban, solo reclamaban una jornada laboral de 10 horas.
Huelga de 1857 |
A partir de esta protesta, en 1867 tuvo lugar una nueva huelga en la ciudad de Troy, Nueva York, por parte de un grupo de planchadoras de cuellos, las cuales formaron un sindicato y pidieron un aumento en sus salarios. Tras varios meses en paro, las huelguistas regresaron al trabajo sin haber llegado a cumplir su objetivo.
El 5 de marzo de 1908, Nueva York fue de nuevo escenario de una nueva lucha femenina por los derechos de las mujeres. Un grupo de mujeres reclamaban una igualdad salarial frente a los hombres, ya que niños y mujeres tenían un salario considerablemente bajo en comparación al de los hombres, y de nuevo una disminución de la jornada laboral a 10 horas. El tiempo que duró dicha huelga ocurrió un terrible "accidente" que se atribuyó al dueño de la fábrica como respuesta a la huelga en el que fallecieron más de un centenar de mujeres.
En el año 1910, cuando se estaba llevando a cabo la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Trabajadoras celebrada en Dinamarca, más de 100 mujeres aprobaron declarar el 8 de marzo como día de la mujer trabajadora.
Actualmente, en la mayoría de los países de la Unión Europea y de los países que no la constituyen la mujer es considerada en igualdad de condiciones respecto al hombre, pero para llegar a esta situación, las mujeres han tenido que luchar por sus derechos desde tiempos que se remontan a la filosofía griega, la cual sostenía que la mujer era inferior al hombre por naturaleza. A lo largo del tiempo, estos pensamientos se han ido modernizando y poco a poco y la mujer es considerada una igual, pero en realidad sigue sufriendo una serie de desigualdades: si nos referimos al ámbito del trabajo, la mujer tiene una autonomía limitada, o incluso si aludimos a un tema mucho más básico, como es la desigualdad de género, la mujer es tratada en numerosos casos como un ser inferior.
Estando ya en el siglo XIX, no es muy lógico que hayamos evolucionado tanto en materias como la política, en las que hemos pasado de monarquías absolutistas a sistemas parlamentarios donde los representantes políticos son elegidos por los ciudadanos, y en contrapunto, hayamos evolucionado tan poco en referencia a la igualdad. Ya es hora de que cambiemos las ideas de algunos países o de algunas religiones en los que la mujer es discriminada y por fin sea tratada como una igual al hombre.
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